En Europa es muy fácil saber si un número de teléfono corresponde a un teléfono fijo o a uno móvil; en España, por ejemplo, si empieza por 6 es móvil, mientras que si empieza por 8 o 9 es fijo; de este modo, uno siempre sabe a qué atenerse cuando llama a ese número. En los EE.UU., en cambio, no es así; en principio, los números fijos y móviles tienen el mismo formato, y no es posible distinguirlos.
Esta diferencia conlleva otra, muy curiosa. En Europa, cuando Alberto llama al móvil de Beatriz, paga mucho más que si le llamara al fijo, y Beatriz (la que recibe la llamada) no paga nada. Sin embargo, cuando en los EE.UU. Charlotte llama a Daniel, ella paga el precio de una llamada normal: si Daniel está en la ciudad, no paga; si está en otro estado, paga larga distancia, etc; pero Daniel (el receptor de la llamada) es el que paga la diferencia entre el coste de la llamada y lo que ha pagado Charlotte.
Puede ser muy caro tener un móvil en los EE.UU.
Lo más gracioso de esto es que muchos habitantes de los EE.UU. afirman que el sistema que usan ellos es el “natural” (quien tiene el móvil, que pague), y que lo que usamos en Europa es “cobro revertido”.
Leyendo cosas como estas, no me extraña que los americanos se sigan empeñando en las pulgadas, pies y grados Fahrenheit…