Como muchos sabréis, últimamente me estoy dedicando a la radioafición. En este mundillo, el código Morse todavía se utiliza mucho, aunque ya no es necesario aprenderlo para sacarse la licencia de radioaficionado. Cuando dos operadores utilizan el código Morse para comunicarse, muchas veces utilizan un modo llamado “Onda Continua”.
Durante bastante tiempo pensé que el de “Onda Continua” era un nombre bastante raro para un sistema de transmisión de código Morse. Podía constatar que, en efecto, hay una onda, que es la onda de radio sobre la que se modula el código Morse. Lo que no veía muy claro era el motivo del uso del adjetivo “continua”. Al fin y al cabo, la onda se está encendiendo y apagando todo el rato; es precisamente la forma en la que se puede transmitir Morse. Si se enciende y se apaga, la onda no es continua. ¿Qué era lo que me faltaba por saber?
Lo que me faltaba por saber era que antes de que existiese la Onda Continua, ya había código Morse en la radio, que se transmitía utilizando un tipo de onda distinta: la Onda Amortiguada.
Una Onda Continua es una onda senoidal con una frecuencia determinada. Hoy en día nos es muy fácil producir ondas senoidales precisas y estables utilizando circuitos electrónicos bastante baratos. Sin embargo, en los primeros días de la radio no era así: no había circuitos osciladores electrónicos lo suficientemente buenos como para producir ondas continuas de calidad, así que las emisoras de radio utilizaban un mecanismo diferente para producir un tipo de ondas de radio diferente.
Este mecanismo era el transmisor a chispa. La idea general es que cuando hay un alto voltaje entre dos conductores separados por un espacio vacío se produce un arco eléctrico (una chispa). El transmisor contiene un circuito que, al prenderse el arco, produce una oscilación resonante, como el sonido de una campana golpeada por su badajo. Esta oscilación se pasa a una antena para transmitirla en forma de onda de radio, llamada “onda amortiguada” porque pierde amplitud con el tiempo, igual que el tañido de una campana.
Como la onda amortiguada sólo dura una minúscula fracción de segundo, el espacio en el que se produce la chispa está fabricado de tal manera que estas chispas se extinguen justo después de encenderse, y una nueva chispa se prende casi de inmediato, lo que produce una nueva onda amortiguada. De esta manera se producen muchas ondas amortiguadas cada segundo, igual que un timbre que suena de forma aparentemente continua porque el martillo golpea la campana muchas veces por segundo.
El inconveniente de los transmisores a chispa es que son muy ineficientes y producen una cantidad prodigiosa de interferencias, así que se invirtió mucho esfuerzo en descubrir una buena manera de generar una “onda continua” que no pierda potencia con el tiempo, de manera que se pueda producir una sola onda que luego se puede encender y apagar según se necesite.
Con el tiempo se desarrollaron varios sistemas, como generadores eléctricos de alta frecuencia, osciladores electrónicos, etc. Según éstos se hicieron más comunes, los viejos transmisores a chispa y las ondas amortiguadas que producían fueron relegados y, finalmente, prohibidos mundialmente (así de problemáticas eran las interferencias que producían).
Y ese es el motivo por el que a una señal de radio en código Morse la llamamos Onda Continua a pesar de que se enciende y se apaga.