La batería de un coche consta, generalmente, de seis vasos. En cada uno de esos vasos hay un electrodo de dióxido de plomo (electrodo positivo) y otro de plomo, éste sin oxidar (negativo). Esos vasos también están llenos de ácido sulfúrico, que sirve de electrolito.
Cuando se establece un circuito entre ambos electrodos, el ácido sulfúrico, que es muy pillo, se desprende de su hidrógeno y se combina con el plomo del terminal negativo, dejando al hidrógeno más solo que la una, y dejando también unos electrones, que salen raudos y veloces hasta el electrodo positivo.
Por el otro lado, el electrodo positivo experimenta algo muy raro: llegan a toda velocidad electrones, no se sabe de dónde, que le empujan a desprenderse del oxígeno; el ácido sulfúrico, al ver el plomo así, desnudo, se apresura a combinarse con él, dejando atrás el hidrógeno, como antes; pero en esta ocasión, el hidrógeno no se queda solito: se combina con el oxígeno que antes pertenecía al dióxido de plomo, y se produce agua.
Otro día contaré cómo funciona el motor de arranque de un coche…