Hablar en público por hablar en público
Por Jacobo Tarrío
28 de abril de 2003

Ya van unas cuantas veces que he hablado en público. A pesar de ser muy tímido, no tengo más problemas que cualquier otra persona a la hora de ponerme delante de otras personas y hablar: me pongo nervioso, pero pronto lo supero y tiro “palante”.

Esto supone una cierta preparación, claro. No preparación para hablar en público, sino preparación del tema del que voy a hablar. Evidentemente, si ahora me dijeran: “oye, tienes que hablar media hora sobre GCC a 50 personas” no lograría articular nada coherente (o tal vez si, quién sabe). Pero si puedo hacer un guión, pensarme bien el tema, qué voy a decir, hacer ilustraciones de apoyo, etc., la cosa casi siempre va bien.

Como acabo de decir, necesito un guión. No es un texto que memorizo, frase por frase, y luego suelto de carrerilla en el momento de la verdad. Realmente es un conjunto de frases, párrafos a medio elaborar, ideas esbozadas, cuyo sentido comprendo sólo yo, pero que me ayudan a recordar cosas y me ayudan a pensar de pie. Por ejemplo, sobre el cifrado simétrico, en mi charla sobre GnuPG:

Es la forma más antigua y conocida de criptografía. Dos sujetos comparten un secreto que pueden utilizar para ocultar el significado de mensajes que intercambian. Scitalo, cifrado de César, Enigma.

Ideas deshilvanadas, frases desconectadas, párrafo a medio hacer. Pero luego, en el “púlpito”, me sirve para soltar un rollo, porque lo que no dice ahí está en mi cabeza :-)

Luego, cuando el guión está hecho (y paso un buen rato haciéndolo; escribiendo, borrando, moviendo cosas) lo organizo en “capítulos”, y después paso a hacer a partir de este guión, y si la ocasión las requiere, unas diapositivas, que luego proyectaré con el ordenador. Nada de diapositivas o transparencias “de verdad”, que son un rollo y se pierde mucho tiempo cambiándolas. Las diapositivas las hago muy simples, adrede: fondo blanco, letras negras. Tipo sans-serif, todo a base de esquemas. Gráficos sólo para ilustrar cosas difíciles, no como adorno. Lo importante es lo que digo, no la diapositiva.

Sobre la ropa no digo nada, que yo de esas cosas no sé. Vestimenta apropiada para la ocasión, oigan :-)

Y cuando llega el momento y me subo al púlpito, o, simplemente, me pongo de pie en el fondo de la sala, prefiero que me presente otro: así no tengo que romper el hielo yo. Y si no puedo tener ese lujo, autopresentación corta: “Hoy voy a hablarles de Debian GNU/Linux. Soy Jacobo Tarrío, mantenedor de Debian desde mayo de 2001, y…”. Qué fácil.

A continuación, y si la ocasión lo permite, el chiste. Evidentemente, no digo “iban un francés, un inglés y un español y…”, sino que, hilvanándola en mi charla, cuento alguna anécdota o digo algo simplemente gracioso. Por ejemplo, empezando a hablar de GnuPG dije algo como: “tradicionalmente, los únicos que necesitaban ocultar el contenido de sus mensajes eran los gobiernos y los delincuentes, pero me estoy repitiendo”. Esta frase ni siquiera es mía, pero me gustó y por eso la dije :-)

Esto del chiste hace que la gente se relaje y espere algo divertido, y esté predispuesta a escuchar con atención todo lo que quieras soltarles. Evidentemente, hay que mantener el nivel y satisfacer las expectativas, pero las cosas son mucho mejor así. No siempre es posible esto, pero bueno… ya dijo Chesterton que “lo contrario de “divertido” no es “serio”, sino “aburrido””. Y si no, que se lo pregunten al Feynmann. Bueno, no, no se lo pregunten…

Bueno, y no se me ocurre nada más que decirles, y, además, esto ya está quedando muy largo. Espero que les sirva de algo :-)

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