Licencias de software libre: licencia BSD
Por Jacobo Tarrío
15 de febrero de 2003

A menos que haya sido rescatado ayer de una isla desierta, seguro que habrá oido hablar de programas como Linux, Mozilla… Estos son programas libres; programas cuyos autores permiten utilizar, modificar y distribuir libremente.

Normalmente, hasta ahora, lo normal es que los autores de un programa prohibieran copiarlo; modificarlo es pecado, e incluso a veces limitan su uso («en un solo ordenador»). Esto lo hacen mediante las licencias; documentos que enumeran los permisos que nos otorgan; digo “otorgan” porque la ley de propiedad intelectual no permite hacer nada con el programa sin permiso del “propietario”, y las licencias cumplen el papel de “permiso”.

Por el contrario, el software libre nos da una libertad prácticamente ilimitada, en comparación. Igualmente, esto lo hace mediante una licencia, que nos otorga la autorización de hacer todas esas cosas (utilizar, modificar, distribuir, …).

En el mundo del software libre existen varias licencias (puede ver una lista de licencias libres en la web de GNU, u otra lista en la web de la Iniciativa Open Source). Algunas dan derechos ilimitados a cambio de nada (por ejemplo, las licencias BSD o MIT); otras ponen alguna condición, como que si se modifica el programa, la licencia del programa modificado ha de ser la misma (la licencia GPL es el caso más significativo).

La licencia BSD es la que adoptó la Universidad de California en Berkeley para su BSD-Unix, una versión del Unix de AT&T no sujeta a restricciones de propiedad intelectual.

Es una licencia muy sencilla, que permite utilizar y distribuir el software, modificado o sin modificar, siempre que se cumplan tres condiciones (cuatro en la versión original): si se distribuye el código fuente, que se incluya todo el texto de la licencia; si se distribuye un binario compilado, que se incluya el texto de la licencia en la documentación y materiales proporcionados con el binario; y que no se utilice el nombre de la Universidad de California en Berkeley para promocionar el software.

La condición que fue eliminada decía que en todo material promocional en el que se citase la funcionalidad ofrecida por el programa, se debía especificar que “el producto contiene software desarrollado por la Universidad de California en Berkeley”.

Básicamente, esta licencia da permiso para hacer cualquier cosa con el software, salvo mentir sobre su autoría; muchos partidarios de la “libertad ilimitada” del software la emplean. Por esto, y por lo sencilla que es, claro.

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