En esta historia les voy a hablar de una tienda de informática online y de cómo me llama la atención que aún sobreviva.

El caso es que, hasta que llega el momento de comprar, esta tienda es como todas las demás; buscas los elementos en el catálogo, los miras, los comparas, metes los que quieres en el carrito de la compra… Y cuando le das a “comprar”, es cuando se retuerce la cosa.

Antes (o sea, hasta hace unos meses), cuando uno le daba a “comprar” no compraba realmente. Lo que hacía era enviarle a Óptize una solicitud de oferta. Después, al día siguiente, Óptize te enviaba la oferta; tú la revisabas, y hacías el pedido. Entonces, te levantabas de la silla e ibas al banco a pagar, o les enviabas un cheque, o ibas a Óptize a pagar en efectivo. Al cabo de cuatro días (cinco en las Baleares o seis en las Canarias) te llegaba lo que habías pedido.

Obviamente, este sistema funcionaba mejor o peor, pero no era lo mejor para los clientes. Cuando uno quiere comprar, lo quiere cuanto antes; y si puede evitar salir de casa, mejor; por eso es tan cómodo el pago con tarjeta por Internet. Además, el sistema es muy complicado; que si la solicitud de oferta, que si la oferta en firme, el pedido, el pedido en firme… Nada, que había que cambiarlo… y lo cambiaron.

En la actualidad, la oferta y todo eso no existen; uno le da a “comprar”, y tiene ya el pedido hecho. También se puede pagar mediante transferencia, cheque o efectivo, como antes, pero también con tarjeta.

Pero volvieron a joderla.

Resulta que, en Óptize, si quieres pagar con tarjeta, la compra sale más cara. Y, por si esto no fuera suficientemente molesto, si decides pagar con tarjeta tienes que enviarles una fotocopia del DNI y de un recibo en el que aparezca la dirección de envío.

En fin… mi gozo en un pozo; sigo teniendo que salir de casa para comprar en Óptize…