Estoy probando en casa Ruby on Rails. Es un framework para programación en web hecho con el lenguaje Ruby, que tampoco conozco, así que lo probaré al mismo tiempo.
La idea con Rails es que se minimizan las configuraciones: en su lugar hay una serie de convenciones que hacen que, si las sigues, realizar una aplicación web sea sencillísimo (comparado, por ejemplo, con la suprema pesadez que supone programar con J2EE y EJB).
Por ejemplo, si tienes en la base de datos una tabla llamada “stories” y creas una clase llamada “Story” que sea una clase derivada de “ActiveRecord::Base”, esa clase ya te sirve de accesor para la tabla “stories”, y contiene como atributos todos los campos de la tabla, etc., etc. Mucho más cómodo que tener los campos en la tabla, los atributos en la clase y una definición en un fichero XML que vincula los atributos y los campos, y luego ocuparse de mantener esas tres definiciones siempre sincronizadas.
O, si tienes un controlador “StoryController” y le quieres definir una acción “list” sólo tienes que crear la función miembro “list” de la clase “StoryController” y el fichero story/list.rhtml para la vista: ya se presupone que, si no se dice nada, se dibujará la vista “list”. Todo convención, vaya.
Por supuesto, si uno se empeña, puede modificar estos comportamientos (si quiere integrar la aplicación con otras aplicaciones ya existentes, por ejemplo). Pero, si se hace desde cero, es más cómodo, obviamente, seguir la convención y no morirse después de asco manteniendo sincronizadas tres versiones distintas de la misma información.
Nada más que decir de momento; sólo que, para una vez que me pongo a hacer algo, hay que comentarlo…